miércoles, 15 de julio de 2020

Necroturismo en España: una forma diferente de conocer un lugar

La visita a las ciudades de los muertos o necroturismo es ya una tendencia en Europa y se va haciendo hueco en las rutas turísticas españolas. Arquitectura, escultura, historia, creencias, genealogía y mucho más, en un paseo alejado de masificaciones.
Una de las calles laterales del cementerio Monumental de Milán (Italia). Foto: Txema Gil, 2019.
La muerte es la única certeza de la vida. Sabemos que tarde o temprano, todos vamos a morir: ricos, pobres, altos, bajos, mujeres, hombres… A todos nos llega, aunque nos encantaría encontrar la fuente de la eterna juventud. Ocultamos los estragos del tiempo en nuestro cuerpo, aparcamos a los ancianos en residencias y finalmente, depositamos los cuerpos inermes en esos lugares apartados llamados cementerios. Aunque bien es cierto que las cremaciones en los últimos años han ganado terreno, aún está instalado en nuestro subconsciente el deseo de prevalecer a través de nuestras obras,  nuestro linaje, nuestros escritos e incluso de nuestra lápida, de nuestro mausoleo.

Los cementerios son una muestra de la vanidad del ser humano

Los nobles y eclesiásticos se hacían enterrar en monasterios, iglesias y catedrales. Los burgueses, que socialmente no podían acceder a dichos lugares, compitieron por la eternidad en los cementerios, con grandes mausoleos esculpidos por los mejores artistas de la época, especialmente en el siglo XIX, la época del Modernismo. Y usaron una simbología muy específica: las aves nocturnas como el búho o el murciélago que representan la noche eterna; la flor de la adormidera que nos recuerda que el ser humano duerme para siempre; las lámparas votivas con llamas encendidas que recuerdan la eternidad del alma; las letras griegas alfa y omega, que nos recuerdan el principio y el fin de todas las cosas; las coronas “siempre vivas” de piedra o metal, el recuerdo que perdura.
Ejemplo de simbología en un mausoleo del cementerio de Valencia. Foto: http://museodelsilencio.com
Hoy en día el viajero, visita las iglesias y observa los grandes personajes en ellas enterrados. Sin ningún rubor ni recato, fotografía y pisa tumbas de papas, condes, reyes, artistas y literatos, obispos… Con naturalidad.

¿Por qué no visitar entonces los cementerios? Dicen mucho de la vida, las creencias  y las costumbres del lugar

Y no hay zombies por las noches, no se levanta nadie de sus tumbas para atormentar a los vivos. Eso queda bien para Walking Dead, pero nada más.
Os proponemos que en la planificación de vuestros viajes, no lo paséis por alto, incluidlos en vuestras rutas, marcadlos en vuestros mapas. ¿No estáis hartos de las grandes aglomeraciones en los destinos más visitados? ¿No buscáis nuevas experiencias de viaje? Son paseos tranquilos, silenciosos, agradables y muy instructivos, auténticos museos al aire libre. Y no solo me refiero a los de las grandes ciudades. Todos los pueblos y localidades tienen uno y os puedo asegurar que se aprende muchísimo de la realidad del lugar en el que te encuentras. No es morbo, no es macabrismo ni es una moda neogótica, no queremos hacer rituales satánicos, no somos ladrones de tumbas… Pretendemos conocer a fondo dónde nos encontramos ¿No viajamos para eso?
Alguno de los más famosos cementerios lo son por las personas que en ellos se encuentran enterrados, pero otros lo son por la gran cantidad y calidad de sus mausoleos y esculturas hechas por los más grandes artistas del XIX. Veamos una pequeña muestra de algunos de los ejemplos más significativos de España.
Vista general de algunos mausoleos del cementerio de Valencia. Foto: http://museodelsilencio.com
En Valencia por ejemplo está muy presente Mariano Benlliure, Boix, Bolinches, Cortina, Martorell, etc. Levantaron y embellecieron tumbas grandiosas como las del marqués de Sotelo, el marqués de Campo, la pirámide de la familia Llovera, la familia Moroder, etc. y otras más modestas pero no menos significativas como la de Blasco Ibáñez, Sorolla, Nino Bravo, Maximilià Thous… La web El Museo del Silencio de Rafael Solaz propone rutas y actividades muy interesantes.
Vista aérea del cementerio de Montjuïc en Barcelona. Foto: https://www.bcncatfilmcommission.com
En Barcelona destaca en una ladera con vistas al mar, el cementerio de la montaña de Montjuïc donde la burguesía catalana quiso demostrar su poderío económico y social a través de su propio recuerdo tras la muerte. Son moradas eternas de alto standing con unas vistas privilegiadas para aquellos que nada pueden ver ¡Qué incongruencia! Las más destacadas son las de las familias Amatller o Batlló, con el estilo Modernista como principal protagonista de los mausoleos (al igual que fueron sus casas del paseo de Gracia). Una de las mejores vistas de la ciudad, sin las aglomeraciones de las Ramblas ni el ruido del tráfico de la Diagonal. Y un goce para los sentidos artísticos de los que aún podemos disfrutar de la vida paseando entre los muertos.
Cementerio de los Ingleses de Madrid. Foto: Edescas.
En Madrid o en Santander, encontramos los cementerios de los Ingleses o Protestantes, debido a que en épocas pretéritas no se permitía en camposantos sepultar a miembros de otras religiones, al ser considerados herejes. En el observamos otra simbología, otros rituales, otra forma de tratar el “corpore in sepulto”.
Cementerio de los Ingleses en Camariñas. Foto: Turismo de Galicia.
El cementerio de los Ingleses en Camariñas es especial para los coruñeses, pues en la Costa da Morte los habitantes recogían a los cuerpos encontrados en la costa víctimas de los naufragios, a menudo irreconocibles. Se ha convertido en un lugar de peregrinaje para muchas familias que perdieron a sus seres queridos en el mar.
Cruces de piedra del cementerio alemán de Cuacos de Yuste en Cáceres. Foto: La Aventura de la Historia, nº. 219.
El cementerio Alemán de Cuacos de Yuste en Cáceres sorprende por su localización (en medio de La Vera) como por la procedencia de los cuerpos enterrados: soldados alemanes de la primera y segunda guerra mundial, cuerpos procedentes de naufragios y “accidentes” aéreos. Cruces oscuras de piedra recuerdan los nombres y graduaciones. Y muy cerca, a quinientos metros, del lugar de retiro y expiración del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V.
En resumen, una forma alternativa de conocer los lugares que se visitan, donde rendir honores a los antepasados, disfrutar del arte, de la paz y la tranquilidad y en ocasiones, de vistas magníficas.

EL CASTILLO DE LOARRE: UNA PUERTA EN EL TIEMPO AL SIGLO XI


El castillo abadía de Loarre ( Huesca) se mimetiza con la montaña. Foto panorámica de  D. Feliciano

Una de las puertas de la televisiva El Ministerio del Tiempo conduce al castillo románico, usado en la ficción como prisión para los más peligrosos criminales de todos los tiempos. ¿Por qué un castillo? ¿Por qué Loarre?

De todos los lugares que se pueden visitar en España, uno de los principales atractivos son los castillos.

Son lugares evocadores por múltiples razones: recuerdan tiempos pretéritos a través de sus elementos ornamentales y los objetos que conservan; señorean desde las alturas nuestros paisajes con alardes arquitectónicos espectaculares, símbolos de poder estéticamente  imponentes.

Pero citando a Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: “lo esencial es invisible a los ojos”. Es decir, más allá de lo que es obvio…

Los castillos tienen un halo mágico que nos atrae y dispara nuestra imaginación.

Son la visita preferida de los niños y niñas, un lugar de aventuras y leyendas, protagonistas de interminables asedios y de cruentas batallas a sus pies, de resistencia ante el enemigo exterior, algo metafóricamente más humano de lo que nos puede parecer. En un castillo hay peligros, ambiciones que derivan en traición, con estancias y pasadizos secretos en los que urdir una conjura. Mazmorras lúgubres donde esconder lo espeluznante, donde torturar y castigar al enemigo, estancias subterráneas donde preparar conjuros y guardar libros mágicos prohibidos…

Torre de la Reina del castillo de Loarre.
Foto: Txema Gil 2015
Hay esbeltos torreones en la cima de los cuales se han gestado  sueños de grandeza y poder. Estancias en las que se  han cortejado a damas y princesas con el canto de los juglares propios del amor cortés. 

Lugar de banquetes de ricas viandas, de guardias y vigías oteando el horizonte, del sonido metálico del herrero creando nuevas armas, de aroma de pan recién horneado, de caballos y cuadras, de esbeltos lienzos de murallas que nos hacen sentir seguros.

¿Evocan o no evocan los castillos? Pues un buen ejemplo es el castillo abadía de Loarre.

Es el castillo románico mejor conservado de Europa

Loarre sin lugar a dudas, es el más hermoso que nunca he visitado (y he visto muchos, aunque reconozco que aún me quedan muchos por ver). Todo empezó con la lectura de la fantástica novela sobre su construcción de Luis Zueco titulada El Castillo y que recomiendo a los amantes del género histórico.

El castillo de Loarre se encuentra a 30 kilómetros al este de la ciudad de Huesca en Aragón. Se construyó en el siglo XI durante el reinado del rey Sancho III como fortaleza avanzadilla en la lucha contra los musulmanes por el dominio de los fértiles llanos que hay hasta el río Ebro más al sur. 

Vista aérea del castillo de Loarre. Foto procedente de www.huescalamagia.es 

El castillo acecha sobre el llano desde las primeras estribaciones montañosas, como un águila a punto de atacar la cercana población de Bolea dominada por los andalusíes, primer paso para el posterior dominio de Wasqa, la ciudad de las noventa y nueve torres, la actual Huesca. 

Está en un espectacular promontorio de roca caliza de 1071 metros de altura sobre el nivel del mar.

Construido posiblemente sobre un antiquísimo asentamiento romano, el castillo de Loarre domina la llanura de La Hoya, casi mimetizado con el entorno, rodeado de una doble muralla, la primera defensa con 11 torreones que alberga un amplio espacio para las labores propias de un castillo, su guarnición y sus servidores y la segunda, la fortaleza: imponente, altiva. noble y poderosa, de 22 metros de altura y hasta cinco plantas, que está en un increíble estado de conservación.


Vista del castillo y las tierras fértiles de La Hoya sobre las que señorea. Foto www.zaragozaguia.com

Loarre destaca por una serie de elementos defensivos evidentes que revelan su origen militar pero al mismo tiempo su peculiaridad se basa en el hecho de que también contiene elementos religiosos propios de la abadía en la que se convirtió cuando, con el correr de los años, la frontera y sus disputas se desplazaron hacia el sur, perdiendo en parte su misión original, reconvirtiéndose. 

Dibujo de la puerta de entrada y escalera
de acceso al castillo. Lámina de Isidro Gil, 1905.
Elementos de carácter militar son sus almenas, sus gruesos muros, sus torreones semicirculares, los restos de su torre albarrana, la puerta de acceso y la puerta principal de columnas adosadas y bellos capiteles esculpidos con motivos animales, vegetales y humanos. En la parte superior del arco de entrada y bajo preciosas figuras tetramórficas y grupos de personajes de difícil identificación por la erosión de los siglos, un característico taqueado jaqués le da personalidad e identifica el lugar en el que nos encontramos, como una espiral de ADN que recorre gran parte del recinto, nos muestra el origen de su construcción sin necesidad de palabras.  

Una de las cosas más interesantes es la escalera que viene a continuación, un auténtico manual de arquitectura al servicio de la defensa del castillo en caso de que la puerta fuera desarbolada. Una trampa mortal para el enemigo atacante. Una bóveda de cañón y tres filas de empinados escalones, que se separa en dos accesos al llegar arriba y que obliga al enemigo a dividirse en dos. El primer acceso, flanqueado por el cuerpo de guardia en un lateral, nos lleva al resto de dependencias del castillo: la torre de la Reina con sus ventanas geminadas características, la torre del Homenaje con su espectacular chimenea que nos recuerda que estamos en tierras de frío intenso, el amplio patio de armas interior, las mazmorras, la despensa, etc.

Interior de la iglesia de San Pedro.
Foto Art Medieval 2006
El principal elemento religioso del recinto es la iglesia de San Pedro a la que se accede por la escalera de entrada a la derecha, en el segundo acceso antes mencionado, bajo la cual se encuentra la cripta de santa Quiteria, con las importantes reliquias de San Demetrio. 

La iglesia fue un edificio gestado por el rey con aires de grandeza, que trataba de amedrentar en la lejanía a sus “infieles” enemigos con su porte y magnificencia. 

Una construcción adosada de planta irregular debido a las condiciones del  terreno, de una sola nave, en la que aflora la roca caliza sobre la que se asienta, rematada en una cúpula interior que no era habitual en el estilo románico imperante y que la hace singular.  Hay otros elementos religiosos propios de sus funciones de abadía como la galería de los arcos donde se ubicaban las principales estancias de los monjes y el pequeño templo normando de Nuestra Señora de Valverde, lugar importante en la trama de la novela anteriormente mencionada y el lugar de advocación mariana más antiguo de la fortaleza.
Capilla de Nuestra Señora de Valverde en el interior del castillo.
Foto:  Art Medieval 2006

Uno de los más bellos evocadores castillos de nuestro país, en un entorno espectacular que ha atraído por su belleza a novelistas como Zueco y otros cineastas (aquí se rodó parte de la reciente superproducción de Hollywood El Reino de los Cielos y en la que participaron como figurantes los habitantes del pueblo). Y no hay castillo sin macabras leyendas como la de la tumba del traidor Don Julián o sin fantasmas como la de la abadesa Doña Violante… 

¿Te atreves a conocerlas? 


miércoles, 8 de julio de 2020

La Pedagogía del Horror frente a la Dictadura de la Felicidad.

Los horrores de la guerra - Wikipedia, la enciclopedia libre
Los horrores de la guerra de P. P. Rubens 1637-38. Palacio Pitti de Florencia (Italia)
El horror es un sentimiento causado por algo o alguien terrible, espantoso. La sociedad actual sobreprotege a las nuevas generaciones, que necesitan ser educadas en el horror, o mejor dicho, en el conocimiento histórico del mismo. 

Es algo beneficioso para el desarrollo y el autoconocimiento interior, que ayuda en el fortalecimiento de los sentimientos y de la voluntad en el momento en el que se les presente una situación difícil, que deben afrontar con entereza, sentido común, lógica, razón, memoria y conocimiento. Con referencias.


Si no damos a conocer la Historia desde los momentos horrorosos de la misma, olvidaremos, no estaremos preparados y lo que es peor… ¡No sabremos reaccionar! Porque el mal y su aplicación política, económica, militar e incluso personal, está presente en nuestro mundo. Eso sí que es una realidad incuestionable. Se disfraza a veces. Otras se muestra sin rubor.

Somos conocedores de hechos (guerras mundiales, revoluciones, totalitarismos, etc.) explicados a través de sus causas y consecuencias.
Pero no profundizamos en su esencia, en sus mecanismos, en sus ramificaciones y mutaciones, en su vigencia, en su atracción. Solamente aportando datos y conocimientos no avanzamos. hay que repensar cómo y qué Historia les transmitimos. Porque al final, acabamos ocultando los sentimientos del ser humano, de la inmensa mayoría de los protagonistas reales, ocultos tras las grandes cifras, procesos y batallas.

El aprendizaje de la Historia debe partir del ser humano, de dentro a fuera y no al revés. 

Mostremos cómo lo vivió y sufrió la gente, con nombres y apellidos, con sueños, con familias, con esperanzas y con sus propias vidas. Todas estas vidas se truncan por la acción de unos pocos interesados que luego además se muestran como la solución, como los “salvapatrias”, autodenominandose héroes… Aunque en realidad, la mayoría de ellos solo busca la gloria personal.

Centrémonos en el sans culotte que murió asaltando la Bastilla, el proletario caído en una protesta del siglo XIX, el soldado arrancado de su casa y arrojado a una trinchera lejos de su casa, el judío confinado en un guetto, el fusilado y arrojado a una fosa en cualquier cuneta en luchas fratricidas, el purgado y enviado a trabajos forzados a Siberia, el contaminado por una fuga nuclear… ¿Qué pensaban? ¿Qué sentían? ¿Qué les movía? ¿Por qué se jugaban la vida? ¿Qué entendían de la situación? ¿Cómo les engañaron y/o manipularon?


La Libertad guiando al pueblo, Eugène Delacroix. – Charlarte
Detalle de los revolucionarios caídos en el cuadro de Delacroix La libertad guiando al pueblo. 1830. Museo del Louvre en parís (Francia) 

Aprendamos a identificar el mal, que se muestra continuamente. 

Como un virus muta y se adapta a las circunstancias. Solamente si lo conocemos bien, seremos capaces de detectarlo. Para ello, es importante conocerse a uno mismo pero yo me pregunto: al ser seres sociales ¿no sería más lógico empezar conociendo a los que nos rodean para conocernos a nosotros mismos? Al menos igual de bien que te puedas conocer tú. La propuesta es partir desde nosotros mismos para conocer el Mundo. Y partir de las personas que nos rodean para conocernos a nosotros mismos.

En una sociedad tecnológica e hiperconectada, el acceso a la información es fácil y rápido en gran parte del mundo civilizado. Por tanto la escuela, no debe seguir centrándose en ser una simple transmisora de conocimientos. Debe ser mucho más. Debe ser el punto de partida para la reflexión, para el conocimiento propio y ajeno, para detectar los mecanismos del mal que nos conducen al desastre y tratar de prevenirlos.

Una Aguja En Un Pajar - Inicio | FacebookLa escuela debe realizar una labor social mucho más intensa y comprometida, basada en el pensamiento al mismo nivel al menos que el conocimiento. Porque el abrumador y condicionado acceso a dicho conocimiento que nos ofrece hoy en día la sociedad a través de Internet y las medios de comunicación satura el raciocinio... Todo está ahí, pero es tan grande la cantidad de cosas y estímulos que se te presentan ante los ojos, que no puedes ver la realidad detrás de las cortinas, de la paja. No encontramos la aguja. No es prioritario ni tan siquiera buscarla.



Hay que facilitar una escuela cuyo primer objetivo sea focalizar los esfuerzos en el desarrollo del pensamiento crítico, empleando las horas de clase en tareas y proyectos que nos ayuden entre otras cosas a conocer lo que pasó, saber a quién le pasó, analizar cómo lo vivió, detectar los mecanismos de los poderosos para alcanzar la situación de no retorno propia del inicio de un conflicto y empatizar con los que sufren rompiendo la burbuja en la que nos tienen metidos. 

Hoy en día estamos somatizados, drogados por un falso estado de bienestar que nos impulsa al consumo y a alcanzar lo que no nos podemos permitir. Es una promesa engañosa de buena vida que nos convierte en esclavos del sistema. Es un espejismo de falso éxito y de apariencias basado en la posesión de objetos y en la acumulación de experiencias vacuas a las que hemos sido empujados por la propia presión social a la que estamos sometidos. Hemos vuelto a la caverna platónica y sólo vemos reflejos de la realidad, manipulados e interesados que nos dirigen. Es el cinematográfico Matrix, es el literario Mundo Feliz de Huxley, es la hoguera de las vanidades de nuestras redes sociales, es la sociedad controlada del televisivo Gran Hermano. Son los modelos y los gurús o influencers que sigue la juventud que reinan en estos mares en los que día a día nadan nuestros alumnos, picando en todos los estímulos con forma de anzuelo que les quieren pescar. 

La escuela debe hacer un esfuerzo por poner a los alumnos delante de la auténtica realidad que hay detrás de los focos que les ciegan.


pensando la bronca: PATita Puño y Frase
Solamente el conocimiento de esa realidad les hará libres. Libres de poder elegir, de poder decidir qué hacer y qué no, libres para no dejarse arrastrar por la sociedad de masas, cada vez más afianzada y consolidada. Mostrémosles que hay algo más que el pensamiento único y que están gobernados por la Dictadura de la Felicidad. Dictadura porque debes renunciar a tu esencia y tu alma como Fausto, entregándosela a la sociedad que te garantizará el bienestar y la felicidad, aunque sea ficticio e irreal. Repitiendo tantas veces una mentira, como decía Goebbels, al final, acabarás creyendo que es real, que puedes alcanzar la plenitud entregando tu alma y tu pensamiento, tu libertad. Hablemos del espíritu crítico y enseñemosles a cuestionarlo todo, a dudar, a proponer, a criticar y a mejorar. Solo así podremos centrarnos en la esencia y avanzar.

Parece que no hemos aprendido nada, porque vuelven una y otra vez los discursos únicos, intolerantes, xenófobos, patrióticos, tristes. Lobos disfrazados de corderos que cada vez se esconden menos. Nos inoculan el miedo a lo desconocido cual virus pandémico para luego ofrecerse como la solución a un problema que no es tal o que tal vez ellos mismos han provocado en beneficio propio. Y lo aprovechan para apretarnos más y más el cinturón. Y estos discursos calan. Calan profundamente. ¿Por ignorancia? Solucionémoslo. ¿Por indiferencia? Despertémosles. 

Las nuevas generaciones necesitan un baño de realidad. Las protegemos en exceso estigmatizando determinados temas tabú de los que en muchas ocasiones evitamos hablar en su presencia: el aborto, la eutanasia, la violencia machista, las matanzas y/o catástrofes naturales, el hambre o la pobreza… No se trata de traumatizar. Se trata de prevenir a través de la muestra de la realidad. Al completo, sin tabúes ni cortapisas. Con sentido, pero sin censura.
Si sus campañas no generan recuerdo estos datos le darán un baño ...

¿Cómo enseña nuestra sociedad los peores desastres de la Historia? 

¿Por qué en ocasiones pasamos por encima de hechos luctuosos tan importantes como el Holocausto, la Guerra Civil, las guerras actuales y anteriores…? ¿Cómo conectamos a los jóvenes del estado del bienestar con la auténtica realidad del mundo actual? 

A la generación española del baby boom de los 60 y 70 nos educaron ocultando los hechos verdaderos de nuestra Historia que resultaban vergonzantes de una manera interesada, obedeciendo las pautas básicas de la ley de Amnistía de 1977, que corría un tupido velo sobre lo más oscuro de nuestro pasado en aras de la “supuesta” reconciliación, la paz y la democracia. Una auténtica falacia. 

Necesitamos un proyecto educativo nuevo, multidisciplinar que abarque todos los campos del saber incluidas las Humanidades. Aunque sabemos que no interesa. Hay un plan preciso trazado para evitarlo. Más horas técnicas y menos horas humanísticas. Ésta es la realidad de las últimas leyes educativas. 


Qué no defender de las humanidades? - Vicerrectorado Académico - PUCP

Se ha castigado a la Filosofía, el Latín y el Griego, la Educación Plástica y Visual, la Música, la Historia del Arte… Se las considera “marías”, asignaturas optativas sin utilidad. Quieren que estudien un oficio que tenga salida en el mercado laboral para convertirles en peleles, en más piezas del sistema engrasadas para que siga funcionando la maquinaria fagocitadora del poder económico mundial. A cambio les darán su Soma, su parte del pastel, serás feliz porque querrás tenerlo todo y tal vez cumplas tu sueño y lo consigas. Pero… ¿Habrá algún por qué? ¿Seguiremos preguntándonos quiénes somos, dónde vamos y de dónde venimos?

Yo creo que seremos esclavos de una felicidad ficticia, generada para nosotros artificialmente cual mundo de Truman, donde podrás ser como quieras ser, siempre que cumplas meticulosamente con las normas establecidas, sin salirte de ellas. Porque sino serás un paria, un outsider, un antisistema, un friki, un rarito… Enseñemosles a ser renglones torcidos, fallos del sistema que le hagan avanzar y mejorar. 

La Dictadura de la Felicidad cree haber triunfado porque nos hemos acomodado. 


El control a través de la dictadura autoimpuesta de la felicidad ...

Es muy fácil dejarse llevar. Y además nos han convencido de que no hay otra vía, otra verdad más que la que se nos presenta ¿No es acaso eso lo que hacen los regímenes totalitarios? Aut Caesar aut nihil. O César o nada.

Seamos pues libres y ejerzamos dicha libertad mediante la conservación de la capacidad de preguntarnos el por qué de las cosas. Libre es aquel que cuestiona, que no se conforma y que quiere algo más de luz entre tanta oscuridad o algo menos de brillo entre tanto foco deslumbrante que nos permita ver en nuestro interior. Libre es aquel que quiere luchar por un mundo mejor. 

La victoria no está en cualquiera de las metas que planteas, si no en el camino que recorras para tratar de alcanzarlas. 

Libre no es el que se sale con la suya. Libre es aquel que quiere alcanzar la inalcanzable sabiduría. Siendo conscientes de dicha imposibilidad será cuando podamos avanzar. Y cuanto más lentamente, mucho mejor. El sistema nos lleva con prisas a todos lados. Calma, pausa y tranquilidad también son parte de la libertad. No eludamos ninguna de las piedras de nuestro camino porque con ellas construiremos el hogar de nuestra felicidad. Hay que tropezarse y caer para poder levantarse y ser más fuertes.




Si no dejamos caer a nuestros jóvenes siempre serán débiles y dependientes. 

No apreciarán lo mucho y bueno que tienen y que tanto ha costado conseguir. No despertarán. No serán libres. Necesitan una buena “ostia” pedagógica, una buena dosis de realidad bastará. 

Y para alcanzar dicha meta, una de las herramientas indispensables, eficaces y al mismo tiempo complicadas de aplicar en nuestra sociedad es y será la empatía. Hay que ponerles en la piel de los que sufren mediante la aplicación de proyectos solidarios de aprendizaje y servicio. Y hay que ponerles en la piel de los que sufrieron y lo que sintieron a través de esta Pedagogía del Horror. 

empatía y simpatía

viernes, 3 de julio de 2020

TENEBROSO PATRIMONIO CULTURAL EUROPEO (I): EL LAGER NAZI DE SACHSENHAUSEN

(colaboración publicado en la web https://culturapedia.com/ 
el 30 de junio de 2020)

La Historia de Europa nos ha legado un rico patrimonio artístico y cultural de gran belleza. Todos queremos visitar alguna vez la hermosa Florencia, la eterna Roma, el luminoso París, el majestuoso Londres… Pero existe otro patrimonio en Europa que a menudo olvidamos que forman parte de nuestra historia común y de los que no guardamos un recuerdo agradable, por ser lugares donde sucedieron cosas terribles.

Plano del campo de Sachsenhausen en 1938. Imagen de un panel explicativo del mismo campo.  Foto: Txema Gil, 2019.

Estos son aspectos de nuestra historia que nos pueden proporcionar conocimiento sobre el comportamiento humano con el objetivo de aprender y enseñar a las nuevas generaciones lo que NO se debe hacer, confrontar los miedos de frente, confrontarlos para superarlos. 
En este artículo recorremos el campo de concentración nazi de Sachsenhausen, en las afueras de Berlín, cerca de la estación de Oranïenburgo, uno de estos espeluznantes lugares del tenebroso patrimonio europeo.

Sachsenhausen, un campo de concentración capital

Sachsenhausen estuvo activo desde 1933 para acoger primero, prisioneros políticos y delincuentes comunes de Alemania, para derivar posteriormente en lo habitual de un campo nazi: judíos, testigos de Jehová, prisioneros de guerra rusos y de otros países, exiliados españoles como por ejemplo Largo Caballero, homosexuales, etcétera. Tiene un plano triangular, con el eje coincidente con el edificio principal desde el que se controla todo el campo. 

Entrada principal al campo de Sachsenhausen con la leyenda Arbeit Macht Frei (El trabajo os hará libres). Foto: Txema Gil, 2019.

Fue un ejemplo del que presumían las autoridades nazis y que incluso llegaron a mostrar a delegaciones extranjeras que querían copiar el modelo, como la encabezada por los dirigentes franquistas José Finat o Serrano Suñer en 1940, guiados por el mismísimo Himmler, jefe de las SS. También servía de campo de adiestramiento para las nuevas generaciones de soldados de las SS. Muchos de ellos, los que demostraban mayor crueldad, eran destinados a los Einsatzgruppen, encargados de exterminar a los judíos de Europa Oriental en el avance contra la URSS de la operación Barbarroja, los funestos protagonistas del llamado “Holocausto por Balas”.

La sensación de que en cualquier momento te podían disparar era asfixiante

Una torre de madera que coronaba el edificio principal y una gran metralleta lo presidía todo. Se le llamaba el panopticon (el todo lo veo). Y en la puerta de barrotes que daba acceso al campo se podía leer la frase Arbeit Macht Frei: El trabajo os hará libres.

Vista del panopticon de la torre blanca desde el interior del campo. A la derecha se observan diversos barracones originales, hoy centros de interpretación. Foto: Txema Gil, 2019.

Se calcula que los presos en este campo duraban alrededor de 6 u 8 semanas antes de morir o ser asesinados. Trabajos forzados, mala alimentación,  torturas y abusos, frío y todas las aberraciones que se puedan imaginar, hicieron que la resistencia humana alcanzara límites inauditos. De 200 000 prisioneros que pasaron por aquí, fueron asesinados alrededor de 60 000, sin contar los no anotados, los que solo venían para morir y no eran registrados, lo que los especialistas llaman “prisioneros de noche y niebla“. Se calcula que pudieron ser alrededor de 7 000, de la resistencia francesa fundamentalmente, a quien se les asesinaba nada más llegar para dar ejemplo al resto de personas que pudieran pensar en plantear resistencia a los alemanes.
Por aquí pasaron 193 republicanos españoles de los que tenemos constancia de la muerte de, al menos, 28 de ellos.  Algunos sobrevivieron, otros fueron deportados a otros campos, de otros perdimos la pista… Muchos que formaban parte de la resistencia francesa y que fueron apresados pasaron a engrosar la inexistente lista de prisioneros de noche y niebla

Instalaciones para experimentos y exterminio


Muro perimetral y alambrada electrificada que rodea Sachsenhausen. Foto: Txema Gil, 2019.

En este campo había una prisión con celdas de aislamiento para presos “especiales”, enfermería, burdel, barracones para judíos y otros prisioneros, enfermería en la que más que curar se hacían experimentos médicos por ejemplo, con niños para probar una vacuna para la hepatitis…
Había cocina, lavandería, naves de la fábrica de aviación Heinkel, fábricas con unas condiciones de insalubridad difíciles de explicar con palabras. Había una nave donde se falsificaban billetes que pretendían ser introducidos en Inglaterra para hacer caer su economía por la inflación descontrolada que provocaría el aumento repentino de billetes en circulación. Fue la conocida como Operación Bernhard. Estos prisioneros, artistas en su mayoría, tenían unas condiciones de vida un poco mejores y vivían en barracones separados.
Y por supuesto, las instalaciones relacionadas con el exterminio masivo y organizado, más apartadas y ocultas a la vista: una pequeña cámara de gas, un paredón de fusilamiento, un cuartito en el que aplicaban el método de asesinato de la vara de medir y el tiro en la nuca. Junto a estas instalaciones, los hornos crematorios. Un lugar que hiela la sangre.
En explanada principal donde se pasaba lista y se hacía el recuento, una pista de piedra lo rodea todo y servía para probar botas de las empresas alemanas que las realizaban para el ejército, que ante la escasez de cuero propia de una guerra, probaban otros materiales. Y comprobaban la resistencia de los mismos poniéndoles esas botas a los presos (la mayor parte de las veces más grandes o más pequeñas que su propio pie) haciéndoles andar horas hasta morir de agotamiento, para inmediatamente después poner a otro preso a hacer lo mismo y averiguar cómo era el comportamiento de las botas ante distintos pavimentos y condiciones climáticas de calor, hielo, nieve, agua, frío… 

Pista pavimentada con distintas superficies y rugosidades en las que prisioneros probaban botas militares de distintos materiales en condiciones infrahumanas. Foto: Txema Gil, 2019.

Sachsenhausen, un memorial didáctico

El conjunto del campo de Sachsenhausen funciona como un memorial que recuerda todas aquellas personas que pasaron por allí o que perdieron la vida. Hay infinidad de placas, un monumento central en el eje de la torre pero al otro lado de campo que fue realizado por la RDA y que recuerda a los soldados rusos que liberaron el campo o que allí perdieron la vida. Un enorme monolito cargado de simbología política comunista y antifascista.
Pero el gobierno alemán actual ha pretendido hacer algo más completo, mucho más didáctico. Ha mantenido los barracones o los ha reconstruido tras sufrir ataques incendiarios de grupos neonazis que pretenden borrar las huellas de la memoria, ha hecho paneles explicativos y exposiciones por zonas, que pretenden explicar desde múltiples perspectivas cómo fue la vida en el campo. 
Una visita de la que sales con el corazón encogido, pero necesaria para conocer la naturaleza humana. 
Mantener viva la memoria es lo que nos hará libres.